jueves, 3 de abril de 2014

La vuelta a la ciudad, el final del “éxodo metropolitano”

Desde principios de siglo XX, la tendencia migratoria interna en España se enfocaba al crecimiento de la urbe. En el primer cuarto de siglo se produjo un éxodo rural motivado por el aumento de la población y por el florecimiento de la industria. En la segunda mitad del siglo XX se consolido esta inclinación.





A medida que las ciudades crecen y se convierte en metrópolis, expulsan naturalmente a las capas bajas y medias de la sociedad. Vivir en el centro de grandes ciudades se convierte en un privilegio por el que hay que pagar.

Paulatinamente Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla fueron convirtiendo sus centros históricos en exclusivos. La mayoría de los pisos estaban en propiedad y los pocos alquileres que se podían encontrar suponían hacer frente a unos precios desmesurados.

Esta situación, supuso la salida a las periferias o a los ensanches de gran parte de la población, que comenzaban a estar muy bien comunicadas. La mejora de los transportes públicos, unida con la accesibilidad de los precios en esta zona, propició el cambio.

En la actualidad, como ya hacíamos público a principios de esta semana, se está produciendo una repoblación metropolitana. ¿Qué quiere decir esto?;  que en un contexto de potenciación del mercado de alquiler y de caída de los precios los inquilinos pueden volver de forma mayoritaria a alquilar en  las ciudades en detrimento de la periferia.

Situarse en el centro neurálgico de una ciudad, no dudamos que tiene beneficios que repercuten en la calidad de vida. Recortar el tiempo para llegar al puesto de trabajo, evitar los gastos en transporte público o en gasolina del automóvil particular; supone una rentabilidad para el inquilino que se mueve del extrarradio a la ciudad.

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