La rentabilidad de un piso se va al traste cuando se alquila a un inquilino moroso. El proceso judicial que se tarda en desalojarle de la vivienda puede tardar varios meses e incluso años, sin contar con la pérdida de las rentas sin pagar ni los desperfectos en el inmueble. Antes de firmar el contrato, el propietario debe pedir información financiera a su banco, a su aseguradora, o compañías de gas, electricidad y teléfono. Además, puedes consultar los ficheros de morosos más utilizados como el Registro de Aceptaciones Impagadas (RAI) y la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (ASNEF).
El propietario debe de dejar pasar una semana como tiempo prudencial y después contactar con él para comenzar la negociación. Si es un moroso profesional, éste puede recurrir al sentimentalismo con frases como “Ahora me es imposible pagar, en cuanto pueda lo hago confíen en mí” o el engaño. Si el inquilino se niega habrá que empezar un proceso de mediación ya sea por vía arbitraje o judicial. La resolución y desalojo del moroso suele durar en torno a 8 meses.
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