Hay estudios que demuestran que esta exposición es perjudicial para nuestra salud, mientras que otros demuestran todo lo contrario. Quienes afirman que esta electropolución es perjudicial sostienen que los síntomas que ocasiona son cefaleas, irritación, estrés, alteraciones en la piel, trastornos de tiroides, etc. Se dice también que puede afectar a la información genética, produciendo alteraciones duraderas.
Así que, mientras no se aclare la cuestión, lo mejor es ser precavido y emprender algunas acciones que están en nuestras manos.
Cómo evitar la contaminación electromagnética
• Reducir, en la medida de lo posible, el uso de los teléfonos móviles y no permitir que los menores de 14 años los empleen con asiduidad.
• Tratar de alejarse de las antenas de móviles, líneas de alta tensión, tendido eléctrico o transformadores urbanos. Si se va a cambiar de domicilio es bueno tener esto en cuenta.
• No colocar los electrodomésticos en la pared contigua al dormitorio ya que las radiaciones son capaces de traspasarla, incluso con los aparatos apagados.
• Comprobar que la instalación eléctrica del hogar no emite más electromagnetismo del necesario. También hay que cerciorarse de que las tomas de tierra funcionan adecuadamente.
• Algunos materiales como el basalto o el granito, determinadas cerámicas y hormigones y concretos tipos de gres, pueden ser fuente de gas radón. Si se poseen estos materiales en casa, una ventilación adecuada ayudará a dispersar sus efectos nocivos.
• Aunque sea difícil, en la medida de lo posible se han de evitar las superficies cerradas con aire acondicionado.
• Los niveles altos de electricidad estática son otro factor a evitar. Los materiales sintéticos tipo moquetas, encimeras, tejidos… son los principales portadores. Utilizar humidificadores y hacer uso de materiales naturales es la solución.
• Los aparatos eléctricos en la mesilla de noche también deben ser retirados. La radio despertador, el teléfono inalámbrico, el móvil que se está cargando… son objetos que se pueden desterrar del día a día para reducir, en la medida de lo posible, el contacto con las ondas electromagnéticas.
• Tratar de alejarse de las antenas de móviles, líneas de alta tensión, tendido eléctrico o transformadores urbanos. Si se va a cambiar de domicilio es bueno tener esto en cuenta.
• No colocar los electrodomésticos en la pared contigua al dormitorio ya que las radiaciones son capaces de traspasarla, incluso con los aparatos apagados.
• Comprobar que la instalación eléctrica del hogar no emite más electromagnetismo del necesario. También hay que cerciorarse de que las tomas de tierra funcionan adecuadamente.
• Algunos materiales como el basalto o el granito, determinadas cerámicas y hormigones y concretos tipos de gres, pueden ser fuente de gas radón. Si se poseen estos materiales en casa, una ventilación adecuada ayudará a dispersar sus efectos nocivos.
• Aunque sea difícil, en la medida de lo posible se han de evitar las superficies cerradas con aire acondicionado.
• Los niveles altos de electricidad estática son otro factor a evitar. Los materiales sintéticos tipo moquetas, encimeras, tejidos… son los principales portadores. Utilizar humidificadores y hacer uso de materiales naturales es la solución.
• Los aparatos eléctricos en la mesilla de noche también deben ser retirados. La radio despertador, el teléfono inalámbrico, el móvil que se está cargando… son objetos que se pueden desterrar del día a día para reducir, en la medida de lo posible, el contacto con las ondas electromagnéticas.
Consejos que nos ayudarán a minimizar el riesgo producido por las ondas electromagnéticas de nuestros aparatos domésticos. Al igual que en un producto financiero cualquiera, además del beneficio, hay que tener en cuenta el riesgo y optimizar ambas variables.
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